BABELICUS nº25
REVISTA LITERARIA EN
ESPAÑOL – Junio, 2024
ADMINISTRADORES: ADRIANA
ALARCO, ELENA ZADRA,
STEFANO VALENTE, CARLOS
ENRIQUE SALDÍVAR
A nuestros fieles y amados
lectores: Presentamos el número 25 de
BABELICUS EN ESPAÑOL, https://babelicus.blogspot.com/ Contiene relatos
en español para entretener a la familia y dar a conocer escritores
hispanos de varias latitudes. Ruego a otros escritores interesados en publicar
en Babelicus, (grupo abierto en Facebook sin fines de lucro) que envíen sus
colaboraciones, preferiblemente de no más de 1000 palabras, adjuntas en Word, a: babelicus2021@gmail.com, junto
con una semblanza del autor de cinco líneas. Quienes vienen publicados en la
revista luego de un escrutinio, no pierden sus derechos de autor. La revista
viene publicada en la página Babelicus de Facebook y se puede bajar del blog de
Babelicus, indicado más arriba, donde se pueden encontrar todos los números de
la revista.
Portada: óleo de Adriana
Alarco de Zadra
ARGENTINA
EL BANQUETE
LUIS DUARTE
Se levanta el
telón.
Se apagan todas
las luces del teatro, todas menos la que ilumina la silla.
Aparece Carla
interpretando a esa prostituta. Arrima la silla hasta el borde del escenario,
se sienta, cruza las piernas, se estira la falda y lee en silencio.
Pasa muchos
minutos leyendo.
Para el
público, ese libro contiene un secreto a develar; para Carla, la cosa funciona
si la empatía es absoluta y la simpatía opcional. Sabe que en cuanto su
personaje muestre un rasgo de hipocresía o se aleje de lo esperado, se irán
levantado de a uno hasta dejarla sola, leyendo.
Mentalmente,
los espectadores dibujan un círculo al que le insuflan temores de
la especie. En
la sala, la tensión abraza pero no ahorca.
En busca de las
entrañas del personaje, Carla sigue leyendo para sí. Levanta la cabeza, hace un
paneo absoluto.
Decide que un
tipo de la primera fila, menudo, calvo y de lentes con aumento será esa noche
el objeto de su deseo.
Lo observa:
maltrecho como un títere. Lo más atractivo del tipo son sus cejas anchas y en
relieve. Como bufón invitado a un banquete, el tipo duda sobre qué hacer.
La mira.
Conectan en bisectriz.
Carla lo señala
y se inclina hacia delante.
—¿Sabés qué se
pregunta Platón acá? —Blande el libro.
El tipo dice
que no con la cabeza.
—Escuchá. ¿El
amor ideal lastima? ¿Es el amor una especie que mendiga?
¿Combina
valentía y abundancia o más bien pobreza, pena y necesidad? Si el amor está al
servicio de la belleza, ¿por qué es tan complejo y confuso? Transitar
todas esas zonas grises es lo que nos mantiene alertas, vivos. Pero, cuidado,
hombre de gafas: dice Platón que nunca dejes crecer esa hierba en el camino de
la amistad. Los amigos se convierten con frecuencia en ladrones de nuestro
tiempo.
Ante un
murmullo apaciguado, Carla se levanta, vuelve a estirarse la falda, corre la
silla hacia atrás.
Se acerca al
tipo.
—Mírame —le
exige.
Vuelven a
conectar.
—Estimado
hombre de gafas: cada cuarenta segundos una persona se quita la vida. ¿Vos, qué
estás esperando para largarte por el tobogán? No permitas que tus miedos te
gobiernen. Dale, tirate tranquilo: abajo estoy yo, esperándote.
Aplausos.
Muchos aplausos.
Ella agradece
en general. Y, antes de perderse en la negrura, le guiña un ojo al tipo. Y él,
emocionado, la aplaude de pie.
Se baja el
telón, todo se apaga.
Ya de
madrugada, el tipo le contará por teléfono a su mejor amigo que ha decidido
continuar con la quimioterapia.
*Luis Duarte, escritor
argentino, nació en Lanús en enero de 1969. Estudió periodismo y fue conductor
del programa “Mano y contramano”, en FM La Tribu 88.7 mhz. Actualmente conduce
su propio programa de radio “El Quijote en el parque”. En cuanto a su carrera
literaria, sus libros son los siguientes: “La herradura de Freud”, 2013.
“Fósforos gemelos”, 2014. Reedición de este título en España, año 2016.
“Latigazos del azar”, 2016. “Los guantes de Zaratustra”, 2018. “Rombos”, 2022;
y su último libro “Lagartijas”, 2024. Este cuento pertenece a “Los guantes de
Zaratustra”.
¿Cómo conseguir los libros de
Luis Duarte? Correo electrónico:
librosdepapel2019@gmail.com. A
través de esta página web, se envía dentro de Argentina y también podés pedir
el libro electrónico:
https://librosdepapel.com.ar/producto/rombos/
¿Cómo contactar al autor? Spotify:
Luis Duarte. Youtube: Luis
Duarte escritor. Facebook: Luis Duarte. Fan page de Facebook: Luis Duarte
escritor. Correo: luisenriqueduarte@hotmail.com
CHILE
EUGENIO
DÁVALOS POMAREDA
SEIS POEMAS
DE ESTACIÓN CENTRAL
UN ÁRBOL DE
CEREZO
En esta cosa diaria de la vida
y de la muerte
Un árbol de cerezo en pleno
invierno
Aguardamos quizás por esos
frescos brotes
Y redimidos somos la floración
rosada en la cresta de la
Cordillera de los Andes al
atardecer
Sin un hijo muere o un padre
se suicida
No habrá ese otro posible
encuentro de hombres que se aman
sino la nutrida podredumbre de
la tristeza: una casa que ya
nunca nadie construirá
Letreros de luces led por la
noche: sonreímos
Todo se termina / no
quisiéramos que fuese de esa manera
menos un ser querido / lo
acompañamos al hospital / pasamos
días en la UTI / nadie nos
dice nada /el árbol crece con una
fuerza interior silenciosa /
conmovido muerdo mis uñas / fumo
aturdido: brotes de luz solo
en las pipas de agua
Viejas puertas llenas de
grafitis
Incertidumbre / pero
insustancialidad / ya mañana
regresaremos como soldados
derrotados / llenas las cabezas de
nostálgicas esperanzas /
llenas también de batallas inútiles e
insulsas satisfacciones / a
querer empezar de nuevo
hartarse de hábitos mecánicos
sin sentido
A comer sentados ante una mesa
llena de fantasmas
A vivir como si estuviésemos
muertos
A morir sin un acordeón
sonando o un ser querido que deje por
uno la ilusión prendida a una
mesa de arrimo / brutal maraña
de existencia escrita en
ninguna parte / un doblar la esquina
para dar
Con una banda de jazz al té de
las cinco de la tarde tocando
El sombrerero loco de Chick
Corea
O bien ocultando la vida
travestida en los malls
Amanecer contigo abrazados sin
perder el tiempo
Amándonos: una broma antes del
desayuno
Cubrir col cal los esqueletos
/ adornarlos en su abrazo
Al tiempo identificarlos con
un número
Esta eres tú mi amada un fémur
con el número 14
Y este hueso roído soy yo
querida con el número primo 2
Las naranjas en el anaquel /
almuerzo del guardia de turno
En la bodega del museo
Eso / por lo menos:
intrascendentalidad
FESTÍN
Todos sacan una tajada de uno
Y los versos que se
escribieron se van a la
Basura
¿Por dónde empezarán estos miserables
A desbaratarte?
Huesos tras huesos te lamerán
como un amante en celo
No habrá palabra que les sirva
Te gozarán como un manjar
Harán recetas contigo:
Si con
pimienta si con sal si con harina
O un poco de miel para
endulzar la piel agria
Del agobio
Y cuando ya se hayan saciado
-si ocurre tal cosa-
Te abandonarán pero llevarán
consigo el sabor
De tus tripas y entre sus
garras garfios trompas o
Dientes trozos de ti
saboreándote aún
Mientras otros comensales se
te apropian
Para dejar puro hueso y
pellejo y uñas
Creciendo y pelo creciendo
Sin nada más que se parezca a
ti
Excepto un intragable y vano
anillo
Que memoria que algún día tal
vez
Fuiste feliz o llevaste a tus
hijos al campo
O miraste las estrellas
O te tuvieron entre los brazos
Alimentándote
Para este festín
ESTACIÓN
CENTRAL
Estamos solos en medio de este
montón de buses taxis trenes
madrugadores
Tú me has abandonado aunque
vives conmigo
Da lo mismo que estés o no
estés en casa
Da lo mismo que sea un poeta
borracho apocalíptico o
Consumista
Todo se ha perdido
No existe para mí el otro ni
epifanías
Tú eras mi último cable a
tierra
Muchas mujeres hermosas
caminan a diario por la ciudad
Pero ninguna eres tú
El amor es una piedra negra
cuyo corazón es hierro fundido
Dejemos las cosas así nomás
sin aspavientos
Sin hacer de nuestra vida otra
mala película de Hollywood
No nos alcanza para dramas shakesperianos
Dejemos las cosas como están
Que fluyan
Yo en mi inmensa soledad
Tú al lado mío
Sola en un auto que se aleja
PERPETUA RECLUSIÓN
Aquí mismo donde no hay
cordillera
Ni silogismo ni nada
Dentro de un profundo pozo
Con océanos de sangre y tripa
Universos paralelos que se autodestruyen
Donde ni dios ni la musa pueden dictar su primer verso
Soñar no es el paraíso ni retomar la infancia
Sino algo peor que el
báratro
Algo impensablemente peor que una pesadilla
Un tiempo enfermo que se reitera constantemente
Sin descanso
Algo peor que el águila royendo el hígado
O Sísifo arrastrando la roca
Algo que ni una sola palabra
Por más que se la busque
puede describir
O está facultada para
hacerlo sin enloquecer en sí misma
Aquí mismo entorno dentro y en ninguna parte
Con kilos de carne ardiendo
Escapar no es posible ni
siquiera tener la mínima
Esperanza por separarse de
la negra sombra
SIN MÁSCARAS
Volver a la palabra de la liturgia
O al símbolo en el
muro
Volver a cantar de nuevo en los teatros
Y las tabernas y las cortes
y las ferias
Sacarse de encima la soledad con sus muñecos sicóticos
Apartar la copa de vino del enfermo
Negarse al fin a la publicidad
Tal vez ser más valiente que quien va a la vanguardia
Olvidarse que se tuvo nombre
Ser más anónimo que las
piedras
Roto el cordón umbilical
Saltar como si se estuviese
solo en el Paraíso con Eva
Conversar con los fantasmas cosas de la Poesía
Escribir tan libremente como uno quisiera
Y leer los versos a los
muertos
Dejar por fin de desdoblarse y ser uno con la sombra
No comprar más críticos y diarios y revistas con la sonrisa y
el bolsillo y la complicidad fatal
Ser al fin uno mismo con su sombra
Acarreando fantasmas y
duendes y silogismos
Arriba de cualquier montaña
Para empujarlos al abismo
Como quien empuja un padre
una madre un hijo
Ser uno mismo con la historia
Molotov en mano
Lanzarla fuertemente contra
los demonios
ESTE ES EL FIN
This is the end
Beautiful friend
This is the end
My only friend, the end
-The Doors (The end)
Cuando la piel florezca en convulsos océanos
Y el cuerpo solo pida una
copa de vino
Una silla pondré en medio
del desierto
Y sin nada que decir
garabatearé en la arena
Las letras del niño que fui
Y es posible que salgan trogloditas de las cuevas
Si es así no beberé esa agua ficticia
Calmaré mi sed con el canto de mi sombra
La negra muerte morderá sus muñones dinamitados:
Tantas guerras transcurridas para fijarse en un solo hijo de puta
Pero así es la muerte como el más infeliz empresario:
Nunca pierde una sola moneda
hasta no dar la batalla final
Morderé entonces mis huesos
Y sobre amplias bateas
completadas en el mar
Hundiré mis pobres
pensamientos
Y en aguas infectas y sucias
beberé
Un mundo que se
termina
Y otro que florece debajo de
hielos y pedregales
Abriéndose impetuoso
Como lasciva rosa de
fuego
6 poemas del libro Estación Central, FaroAustral Ediciones, enero
2019, Santiago de Chile.
Eugenio Dávalos Pomareda, 1961. Becario
de la Fundación Pablo Neruda en 1989. Publica su primer libro en 1990 La Copa
de Neptuno. 1992, Naturaleza Muerta. 1994, Escritos sobre Arenal (Fondart).
2004, El Hombre Sin Misterio. 2007, In Memoriam: Santa María de Iquique.
2015, Mitos o los ojos de la piedra. 2019 publica su último libro Estación
Central. Codirector de Nube Cónica, Revista de Poesía y Arte (
www,nubeconica.cl). Vive en Santiago de Chile.
MÉXICO
EULALIA RAMOS
OSCURA EXISTENCIA
Le costó lágrimas, dolores,
ausencias. Deshonras y difamaciones al punto de llegar al tormento, tortura…
Se cercenó el alma en
espera para conversar con la muerte o salir de paseo con ella en esa nostálgica
noche en que su “neutro cuerpo” atravesado quedó por aquel cuchillo llamado
“Existencia”.
Eulalia Ramos: Ha publicado en diversas Antologías y revistas literarias en Argentina,
México, España, Chile y participado en variados eventos poéticos: World Poetry
Movement. Festival Internacional FIP palabra en el mundo 2020 México.
Certamen internacional Tierras Poéticas 2019 y 2020, Mendoza.
ARGENTINA
FERNANDO SORRENTINO
LETRISTAS DE TANGOS
No los míticos cuchilleros de Borges, pero sí algunos
letristas han convocado, acaso sin saberlo, a los manes del ubi sunt en más de un tango con
remembranzas. He aquí tres, prácticamente coetáneos, que presento en orden
cronológico.
● La muy bella melodía que compusieron Pedro Maffia y Pedro Laurenz para
la letra de “Amurado” (1926), de José De Grandis (1888-1932), ubicó a ese
tango, desde siempre, en la categoría de mis predilectos, a pesar de ciertas
incoherencias de sus versos.
Los hechos:
Campaneo a mi catrera y la encuentro desolada.
Sólo tengo de recuerdo el cuadrito que está ahí,
pilchas viejas, unas flores y mi alma atormentada…
Eso es todo lo que queda desde que se fue de aquí.6
Lo cierto es que la dama “arregló su bagayito y amurado” lo dejó,
abandonando para siempre el compartido “bulincito”: tal la pérdida que ha de
ser llorada.
En las quejas hay, al menos, un razonamiento extraño, pues,
psicosomático, parece adjudicar a la tristeza el origen de sus canas:
¡Si me viera! ¡Estoy tan viejo!
¡Tengo blanca la cabeza!
¿Será acaso la tristeza
de mi negra soledad?
Y, más adelante, la conciencia del lúgubre presente al recordar el
pasado venturoso:
Si me faltan sus caricias, sus consuelos, sus ternuras,
¿qué me quedará a mis años, si mi vida está en su amor?
¡Cuántas noches voy vagando, angustiado, silencioso,
recordando mi pasado, con mi amiga la ilusión…!
● El frecuentemente hiperbólico y apocalíptico Enrique Santos Discépolo
(1901-1951), en su tango (letra y música) “Esta noche me emborracho” (1928),
empieza por describir, con pluma entre trágica y satírica, el actual estado de
una mujer:
Sola, fané, descangayada,
[…]
flaca, dos cuartas de cogote,
y una percha en el escote,
bajo la nuez;
chueca, vestida de pebeta,
teñida y coqueteando
su desnudez…
¡Parecía un gallo desplumao,
mostrando al compadrear
el cuero picoteao!
Tras tan esperpéntico retrato, adviene una ristra de lamentos, de la que
sólo reproducirá el primero, contundente síntesis
de su estado de ánimo:
¡Y pensar que hace diez años
fue mi locura!
● El tango “Uno y uno” (1929) tiene música de Julio Pollero. La letra
pertenece a Lorenzo Juan Traverso (1897-1952), quien optó por los reproches de
un ubi sunt burlesco.
Se dirige a un sujeto innominado, que deducimos otrora “triunfador”,
describiendo su calamitoso estado actual:
Se te dio vuelta la taba;
hoy andás hecho un andrajo.
Has descendido tan bajo
que ni bolilla te dan.
A continuación vienen veinticuatro versos netamente ubisuntianos, que sirven para describir
algunos de los ostentosos rasgos que, en épocas anteriores, adornaban al
personaje. Me limito a reproducir los primeros ocho:
¿Qué quedó de aquel jaileife
que, en el juego del amor,
decía siempre: “Mucha efe
me tengo pa’ tallador”?
¿Dónde están aquellos brillos
y de vento aquel pacoy,
que diqueabas, poligrillo,
con las minas del convoy?
Me ha resultado especialmente graciosa la evocación del
individuo en el acto de ufanarse, ante las chicas del conventillo, mediante la
exhibición de anillos y dinero. No es sólo por este hallazgo que “Uno y uno”
integra la nómina de mis tangos favoritos.
“¿Dejando a la
epopeya un episodio, / una fábula al tiempo, y que sin odio, / lucro o pasión
de amor se acuchillaron?”, escribió Jorge Luis Borges en el poema “El tango”.
Las admirables Coplas por la muerte de su padre (1476), de Jorge Manrique (1440-1479), constan de cuarenta
estrofas. Los primeros seis versos de la decimosexta suelen citarse como
paradigma del tópico literario denominado ubi sunt (“¿Dónde están?”), consistente en evocar con
nostalgia hechos o personas del pasado que han dejado de existir:
¿Qué se hizo el rey don Juan?1
Los infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué fue de tanta invención
que trajeron?
El final de la estrofa siguiente recuerda el brillo y la gracia que se
imponían en aquella corte:
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?
Hasta aquí Manrique en el siglo XV y en España.
Sin embargo, no resulta difícil advertir manifestaciones del ubi sunt en algunas composiciones
de las letras argentinas. Doy por sentado que ha de haber muchísimas, pero las
que ahora acuden a mi memoria son las siguientes.
José Hernández (1834-1886)
En El gaucho Martín Fierro (1872):
Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer…
Era una delicia el ver
cómo pasaba sus días (II:133-138).
A partir de esta sextina y hasta el verso 252 se extiende la melancólica
descripción de la vida feliz que llevaban los gauchos en aquella época (que,
según creo, es la del gobierno de Rosas):
Venía la
carne con cuero,
la sabrosa carbonada,
mazamorra bien pisada,
los pasteles y el güen vino…
Pero ha querido el destino
que todo aquello acabara (II:247-252).
En la segunda estrofa del canto III ratifica lo expuesto largamente en
el canto anterior:
Sosegao vivía en mi rancho
como el pájaro en su nido;
allí mis hijos queridos
iban creciendo a mi lado… (III:295-298).
Y termina con la reflexión
que define exactamente la esencia del ubi
sunt:
Sólo queda al desgraciao
lamentar el bien perdido (III:299-300).
Olegario Víctor Andrade
(1839-1882)
En el agradable romance “La vuelta al hogar” verifica que, por fortuna,
nada ha cambiado en su antiguo hogar. Es un ubi sunt al revés: celebra que no se hayan producido cambios:
Todo está como era entonces:
la casa, la calle, el río,
los árboles con sus hojas
y las ramas con sus nidos.
Tras este promisorio comienzo se extiende una profusa y detallada
descripción del lugar, hasta que el poeta lamenta, bastante lóbrego, la pérdida
de su juventud:
Hoy vuelve el niño, hecho
hombre,
no ya contento y tranquilo,
con arrugas en la frente
y el cabello emblanquecido.
Concluye exponiendo el contraste entre la noble perduración de su
antiguo hogar,
¡Ah!, todo está como
entonces,
y las modificaciones, de índole tremendista, experimentadas en su
persona:
Sólo el niño se ha vuelto
hombre,
¡y el hombre tanto ha sufrido,
que apenas trae en el alma
la soledad del vacío!
Rafael Obligado (1851-1920)
Mucho más diestro y rico en calidad poética que Andrade, no se privó
Obligado de expresar algunos lamentos sobre lo borrado por el paso de los años.
Así, en “Las quintas de mi
tiempo” (1885) empieza con una comparación doliente (“¡ay, dolor!”) sobre el
presente y el pasado:
Éstos, Fabio, ¡ay, dolor!,
que ves ahora,5
jardines sabiamente dibujados,
fueron un tiempo rústicos cercados
de enhiesta pita y suculenta mora.
Y aquellas que allí ves altas
mansiones
de mil primores llenas, antes fueron
modestas granjas donde en paz latieron
más nobles y sencillos corazones.
Y, a mitad del camino del
poema, incluye esta nostalgia:
¡Oh, paseos
campestres! ¡Oh, manjares
jamás llorados cual se debe ahora!
¡Oh, sencillez antigua y bienhechora,
salud de un tiempo de los patrios lares!
Veamos ahora algunos casos en
el siglo XX.
Jorge Luis Borges (1899-1986)
Su poema “El tango” (1958)
empieza con la fórmula clásica del ubi
sunt (“¿Dónde estarán?”):
¿Dónde estarán?, pregunta la
elegía
de quienes ya no son, como si hubiera
una región en que el Ayer pudiera
ser el Hoy, el Aún y el Todavía.
¿Dónde estará (repito) el
malevaje
que fundó en polvorientos callejones
de tierra o en perdidas poblaciones
la secta del cuchillo y del coraje?
¿Dónde estarán aquellos que
pasaron,
dejando a la epopeya un episodio,
una fábula al tiempo, y que sin odio,
lucro o pasión de amor se acuchillaron?
Tales preguntas obtienen la
exacta respuesta:
Aunque la daga hostil o esa
otra daga,
el tiempo, los perdieron en el fango,
hoy, más allá del tiempo y de la aciaga
muerte, esos muertos viven en el tango.
Fernando Sorrentino Escritor argentino (Buenos Aires, 1942). Es profesor de lengua y
literatura. Ha publicado, entre otros, los libros de cuentos Imperios y
servidumbres (1972; 1992), El mejor de los mundos
posibles (1976), El rigor de las desdichas (1994), La
corrección de los corderos y otros cuentos improbables (2002 Paraguas,
supersticiones y cocodrilos (Verídicas historias improbables)
(2013), Problema resuelto / Problem gelöst (bilingüe español/alemán,
2014) y Los reyes de la fiesta y otros cuentos con cierto humor (2015);
la novela Sanitarios centenarios (2000); la nouvelle Crónica
costumbrista (1992; y los libros de entrevistas Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (1974; 1996; 2001; 2007) y Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares (1992; 2001; 2007). Ha publicado varias antologías
de relatos de autores argentinos e hispanoamericanos. Libros suyos han sido
traducidos al inglés, al portugués, al italiano, al alemán, al polaco, al
chino, al vietnamita y al tamil.
PERÚ
MIRZA MENDOZA
BIBLIOMANÍA
La primera compra fue
satisfactoria; los libros alegraban su salita. Luego de años de sacrificios,
pudo adquirirlos. El siguiente mes, dejó de comprar pan. El ahorro no fue
mucho, así que optó por dejar de comer carne, embutidos y frutas, todo con el
fin de comprar más libros. Vivía de milagro mientras la salita se llenaba cada
vez más. No tenía dónde ponerlos; empezó a hacer torres que iban desde el suelo
hasta el techo.
Los angostos pasadizos se
abarrotaron. Tocaban su puerta para dejarle libros que no recordaba haber
pedido. Más tarde, llegaron otros que eran regalos de viejos amigos. También
recibió obras polvorientas como herencia de tíos lejanos que nunca conoció. Su
primigenia dicha se convirtió en desencanto. Dormía sobre libros y comía sobre
ellos. No le servía apilarlos; se habían convertido en montañas dentro de su
breve hogar. Los puso afuera, al lado de su puerta. Cada vez que salía para
corroborar que se los habían llevado, constataba con estupor que se habían
duplicado en cantidad. Se pellizcó como último recurso para salir de esa
pesadilla. Estaba más despierto que nunca. Las obras sobresalen de la casita
por las ventanas. No entendía de dónde salían tantos y tantos libros. Una noche
de insomnio, luego de horas tratando de sacar los libros que estaban encima de
su cama, oyó murmullos. Afinó sus sentidos y pudo escuchar pequeños jadeos. Los
libros habían encontrado la forma de reproducirse solos.
Mirza Mendoza (Lima, 1985). Cuentista. Autora de los libros
«Tenebrismo» (Editorial Sexta Fórmula, 2021) y «Futurum, ocaso de la
civilización» (2023). Participa en el libro XII Exhumaciones extraordinarias a
Poe (2024). Coautora del ebook «Rezagados» junto a Yadir Gómez, publicado en
marzo de 2024.
PERÚ
CARLOS ENRIQUE
SALDÍVAR
LOS MITOS DE C.
E. SALDÍVAR
Me apasiona leer cuentos de
terror. Ayer devoré un libro de H. P. Lovecraft, ese escritor me fascina;
penosamente tuve que asesinarlo hace tiempo, me lo llevé junto a otros
escritores fantásticos que sabían demasiado: Moore, Derleth, Lumley, Bloch,
Howard, Blackwood, Smith, Kuttner, etc. Todos han caído bajo mis garras. Lo que
más me disgusta del asunto es que ninguno de estos ha contado mi verdadera
historia, cosa que el primero sí había hecho. Merecían morir. Ahora es mi
turno, escribiré una novela autobiográfica sobre mi vida, será un best-seller, claro que sí, aunque no sé
si firmar con mi nombre, porque sospecho que «Cthulhu» no se ve
comercial… No, no lo creo, incluso yo mismo olvido cómo se escribe o se
pronuncia. Mejor usaré un seudónimo, me gusta el de C. E. Saldívar. ¡Sí, ese
mismo! A los Profundos les encantará.
Solo me resta escoger el título; en tanto lo pienso, destruyo a otros autores inoportunos (surgen cuales
moscas) que intentan ahondar en los mitos de mi propiedad sin conseguir
siquiera un resultado decoroso.
Carlos E. Saldívar (Lima, 1982). Codirige la
revista El Muqui. Publicó los libros de cuentos Historias de ciencia ficción
(2008, 2018), Horizontes de fantasía (2010), El otro engendro y algunos cuentos
oscuros (2019), El viaje positrónico (en colaboración, 2022). Compiló varias
antologías nacionales.
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